“El sueño es que cada distrito tenga un programa de orquesta, coro y banda”
México, 21 de septiembre de 2012. En el marco de la primera gira internacional que realiza un ensamble del Sistema Nacional de Educación Musical (Sinem), la Orquesta Sinfónica Manuel María Gutiérrez (OSMMG) a México, y donde presentará tres conciertos bajo la batuta de Ricardo Vargas, director invitado de la OSMMG y primer director del Sinem.
La Oficina de Prensa del Ministerio de Cultura y Juventud tuvo oportunidad de conversar con Vargas, con respecto al desarrollo del Programa Sinem, y de su trayectoria de cinco años.
A continuación se presenta un extracto de la entrevista:
¿Cuál es su visión de cómo se creó el programa Sinem, del MCJ, es decir, bajo qué coyuntura?
El Sinem nació como una respuesta al querer, sobre todo, de muchos padres de familia, que querían que sus hijos tuvieran la experiencia musical. En el Instituto Nacional de la Música nos comentaban que de 5 niños que audicionaban, cuatro quedaban fuera.
Entonces, ya sabíamos sobre la existencia de escuelas de música en varias comunidades, sin embargo, desde el MCJ no se había seguido apoyando programas de educación o formación musical. Con base en esa coyuntura y en respuesta a esa necesidad, en la que los padres querían que sus hijos tuvieran un instrumento musical; así como la aparición de algunas iniciativas en comunidades y municipales, donde había escuelas de música, y también por el deseo del Estado por democratizar el acceso a la formación musical. Es así como se logró iniciar con una primera idea de replicar el modelo del INM, en otros sitios. Luego ese concepto cambió.
¿Bajo qué modelo de aprendizaje se logra abrir el Sistema Nacional de Educación Musical?
Bueno, primero íbamos a replicar el modelo de la Orquesta Sinfónica Juvenil, del INM, que era básicamente una escuela de música, con profesores, alumnos y talleres. Luego cambiamos el concepto, hacia un proceso de aprendizaje, como proceso potente de socialización y crecimiento personales, aprovechando la naturaleza del proceso de formación musical, que ayuda a formar, no solamente la inteligencia.
Está probado y estudiado que los niños que practican o tocan un instrumento musical, o hacen arte en general, desarrollan más la inteligencia, comparado con los niños que no lo hacen.
Por otro lado, todo el tema de la adquisición de virtudes humanas, actitudes y hábitos positivos, responsabilidad, orden, socialización, trabajo en equipo, aceptación del otro, amplitud de mente, y una serie de elementos que les ayuda a desarrollar su personalidad y les sirve para cualquier profesión que quieran llevar a cabo.
Este fue el concepto que se tomó, un proceso de formación musical muy inteligente y llevado a cabo por los profesores, que les llamábamos mentores, para desarrollar esa personalidad en los jóvenes.
Además, también fue radical la utilización del concepto de enseñanza de los instrumentos pero en grupo, lo que tiene muchas ventajas. Nosotros pensábamos, ¿Por qué no utilizamos este modelo antes?, y nos dimos cuenta que en Rusia, hace muchos años, esa era la forma de enseñar música, en pequeños grupos.
Este modelo lograba potenciar el tiempo del profesor, es decir, trabajar en economía de escala, en un escenario en que el mentor pueda atender a más estudiantes, al inicio del proceso. Asimismo, el tema de estar en grupo hace que los mismos estudiantes se ayuden, se estimulen y se logre que el avance técnico es mucho más rápido. Con esta técnica de enseñanza se evita la desmotivación del estudiante, porque está trabajando con compañeros y amigos, lo que genera un ambiente casi de familia, tal como lo hemos visto aquí con la Orquesta Sinfónica Manuel María Gutiérrez.
¿Cuál es la primera escuela que logra abrir el Sinem?
Empezamos con dos escuelas, la primera fue en Desamparados, y la segunda Pavas. Nosotros teníamos una proyección de llegar a contar con un máximo de 500 estudiantes, con 100 estudiantes matriculados por año.
Pero las primeras matrículas sobrepasaron la expectativa, y efectivamente se matricularon unos 150 alumnos por escuela, y para el resto se hacían listas de espera. Luego con el tiempo llegó la escuela de Nicoya, donde llegaron 400 solicitudes de alumnos. En San Carlos también sucedió lo mismo.
El Sinem se inauguró el 31 de mayo de 2007, y las dos primeras escuelas iniciaron operaciones, ya con estudiantes, en noviembre de ese mismo año.
Hasta hoy, ¿Cómo considera que ha evolucionado el programa, para atender las necesidades del público al que va dirigido?
Magnífico!. Es impresionante el apoyo que ha tenido el programa por parte del MCJ. Realmente el Sinem es un programa que se hace querer solo, es muy simpático, pero el apoyo ha sido muy importante.
Sin embargo, el dinero es un elemento que nunca sobra y siempre hace falta. Este es un programa que necesita mucho financiamiento, al ser una inversión alta.
Ahora, eso depende de lo que signifique que sea caro, porque el Sinem abarata el gasto, en deserción escolar por ejemplo. Un estudiante que está en el Sinem, muy probablemente no va a desertar de la escuela o el colegio, debido a los valores que adquiere en el Sinem, esa es una responsabilidad que se traslada también al ámbito educativo.
Por otra parte, el tema de que, en lugar de curar criminalidad, por ejemplo, se previene, y eso es mucho más barato. Es decir, económicamente, el Sinem es muy rentable a muy bajo costo.
Hace falta dinero, para seguir trabajando. Por ejemplo nosotros, en 2007, tuvimos presupuestos que se cortaban anualmente en ¢500 millones de colones. Entonces no se logró lo que hubiéramos querido, es decir una primera etapa completamente cubierta, con una población de 500 alumnos por escuela.
Por temas de presupuesto no se logró, pero estratégicamente alcanzamos que el programa se extendiera bastante en el país, de tal manera que fuera un programa que no se terminaría con un cambio de Gobierno.
¿Cuál es su consideración sobre lo que debe ser el Sinem a futuro?
El Sistema Nacional de Educación Musical es muy pequeño, realmente 7 mil alumnos no es muestra de que sea un programa grande. Definitivamente se puede decir que el Sinem es una revolución musical, tal vez de más impacto que la de 1971, con la Sinfónica Nacional, y el Programa Juvenil, justamente por ser un programa nacional, que llega a poblaciones muy alejadas de San José.
El sueño es que cada distrito tenga un programa de orquesta, coro y banda, y que en Costa Rica, todos los estudiantes, al igual que en muchos países de Europa, logren que eventualmente todas las personas puedan interpretar un instrumento musical y haya muchas orquestas comunales. Esa es la idea.
¿Cómo considera que se puede hacer sostenible una iniciativa cuyos recursos asignados por el Gobierno son insuficientes?
No es posible que el programa se sustente solamente con fondos públicos. Siempre se ha hablado de un mueble de cuatro patas, donde cada institución pudiera sostener el programa, es decir, el Estado, los gobierno locales, que por ley deben asignar fondos a la cultura; además, la empresa privada que igualmente ahí vamos poco a poco en Costa Rica, y finalmente los padres de familia de las comunidades, que son los primeros interesados en el desarrollo educativo de sus hijos.
Esos cuatro entes son los que marcarían la sostenibilidad, definitivamente no se puede cargar únicamente en el Estado, es imposible. Debe haber relaciones bipartitas y convenios.
Existen más de 200 solicitudes de programa o escuelas Sinem en las comunidades ¿Qué le diría a esas comunidades para que logren cumplir su sueño?
Bueno, primero que las comunidades se comprometan. El Sinem podría abrir programas siempre y cuando, tanto el MCJ como el propio Sinem, busquen convenios, y compromisos, tal como se ha trabajado.
Si bien el Sinem es un programa gratuito, siempre se maneja el tema del apostolado de no dar. Es decir, es importante que la gente aporte, aunque sea un mínimo. Es muy importante y bueno, por la dignidad de la personas, aunque sea brindar ¢500 colones por mes. Es importante que la gente aporte, tal como muchos padres de familia lo han hecho.
Es necesario quitarnos ese pensamiento, que lleva muchos años, en el que se percibe el Estado como un ente paternalista, en el que esperamos que nos dé todo y eso no está bien, ya en estas alturas eso no es así.
El Gobierno apoya, participa, le da las primeras vitaminas al bebé, pero esto es un tema que le interesa a la comunidad y a los ciudadanos, y tanto deben aportar ellos como las municipalidades y entes privados, lo cual significaría la solución.
¿Cómo deben hacer las comunidades para que se abran nuevas escuelas y perduren como una herramienta de cambio social?
El Sinem ha sido muy exitoso, y de alguna manera no es muestra de ningún modelo que no se haya visto antes. Probablemente la parte exitosa del Sinem es la forma en que se ha tratado a los estudiantes, porque se parte de la persona, es decir, existe un sentimiento en que los alumnos son primero personas, anteponiendo el logro de una lección de música, en la que todo debe estar perfecto para la siguiente clase.
Es en este momento en que un profesor se convierte en un mentor de su alumno, que lo estimula y le exige, porque aquí hay que exigir mucho, entonces el alumno reacciona por convicción personal, no porque tiene la obligación de llevar una clase bien dada.
Creo que esa ha sido la clave del éxito del Sinem, ese trabajo en equipo y esa idea que debe estar clara, que se tiene que seguir educando y formando, sobre todo a los profesores, para que lleguen a entender y a creer que ese concepto es parte de su enseñanza.
Llamarse profesor o maestro es un tema muy delicado, un profesor de instrumento tiene mucho poder sobre el alumno, entonces, alguien que se haga decir maestro y que no entienda que está dando clases a una persona o un alumno, que es primero persona, no debe estar metido en pedagogía. El tema de la formación personal, la exigencia, el trato y el estìmulo, ha sido la base del éxito del Sinem, en sus cinco años de trabajo.
¿Cómo se podría acercar más jóvenes a la práctica de la música, cuando en el país existe una deserción que ronda el 40 por ciento?
Yo lo diría al revés, el tema de que el alumno empiece a participar en un sistema de aprendizaje, que le obliga a ser responsable, y a ser parte de un equipo, y que le exige que no puede fallar, no necesariamente por él, sino por el grupo, y además le demanda día con día a ser mejor profesional, tarde o temprano le va a hacer cuestionarse de que si no termina el estudio, no va a lograr lo que se plantea.
Parte del objetivo del Sinem es lograr que los estudiantes quieran “querer cambiar”, y eso es un tema muy importante. El hecho de lograr que el alumno “quiera querer”, ejerciendo su decisión personal. Cuando se da ese paso, el estudiante logra lo que se plantea, es decir, tocar la tecla del “querer querer”, no por obligación, sino por convicción personal.
Con respecto a la gira internacional que realiza la OSMMG, ¿Qué sensación le genera regresar al Sinem como invitado, después de haber sido su fundador?
Es una sensación de reposada satisfacción, que básicamente es igual a ver a los hijos como han ido creciendo, como han madurado y se han convertido en personas muy buenas, y luego ver que efectivamente teníamos razón.
Al principio fue un poco difícil porque no teníamos la credibilidad, estábamos introduciendo un modelo nuevo de enseñanza y no teníamos credibilidad, pero estábamos convencidos de que sí teníamos razón. Ahora, se prueba que sí estábamos en lo correcto, que esa es la forma y el camino, que efectivamente se está logrando ver el cambio social.
Es una satisfacción que se logra al ver que con estos muchachos se puede hacer música, que han alcanzado un nivel, no maduro todavía, pero sí con una amplia sensibilidad musical que los hace muy maleables, para tocar las notas y empezar a crear o recrear esa obra de arte que es la música.
¿Qué representa para usted poder acompañar al ensamble en su primera gira internacional, en México?
Significa un reforzamiento en el hecho de que en Costa Rica se pueden hacer cosas muy buenas. Aquí se prueba lo contrario de algo que escuché una vez de un personaje tico, que indicó que en Costa Rica no se puede hacer nada bueno, y que por eso es necesario traer extranjeros, y con esto se demuestra que en nuestro país podemos hacer cosas muy buenas, de mucha categoría y no solamente interpretar estos grandes compositores, sino también poner a Costa Rica en un buen lugar.
A pesar de que la OSMMG es una orquesta de un nivel intermedio medio alto, sí está dando de qué hablar, porque sus estudiantes son muy buenos intérpretes.
Además, traer ese pedacito de Costa Rica, a un país tan grande como México, que igual nos hace sentir ese respeto que nos muestran en este país, donde la cultura es parte fundamental del ser mexicano.
¿Cuál sería su mensaje para todos esos niños y jóvenes que podrían tener una mejor formación si lograran acercarse a la música?
Yo les diría a todos los niños y jóvenes de Costa Rica que hagan arte, no solamente música. Que se acerquen al arte, porque es una experiencia transformadora. Esos miles de jóvenes costarricenses que quieren hacer cambios radicales, querer aportar y cambiar cosas injustas, como la corrupción, la violencia, les digo que se acerquen al arte, porque esta es una rama del quehacer humano, que transforma para siempre, no es una cuestión de moda.
El arte es transformador en su esencia, y así vamos a cambiar. De hecho en el mundo entero, la cultura y el arte se ven como un ente transformador y se utiliza para convertir sociedades. Pues entonces, que se animen, que se acerquen al arte, ya sea a la música, pintura, teatro, danza o literatura, que se acerquen y que tengan ellos también esa experiencia transformadora.
Gira por México. La Orquesta Sinfónica Manuel María Gutiérrez tendrá su cierre de gira con un Concierto de Gala, el viernes 21 de septiembre, a las 6 p.m., en la Sala Netzahualcóyotl, en la Ciudad de México, con la que el ensamble cierra su recorrido por suelo azteca.
Desde el 16 de septiembre los músicos viajaron a México, donde además presentaron su programa musical en Distrito Federal y Guerrero. Adicionalmente tuvieron oportunidad de compartir con un programa homólogo en México, conocido como Orquesta “Esperanza Azteca”, en su sede principal, en Puebla.
Entrevista y fotografías – Oficina de Prensa Ministerio de Cultura y Juventud
Oficina de Prensa MCJ /Consecutivo 450/ FE / 21-9-2012