“El sabanero es una figura icónica en la memoria colectiva de Guanacaste. Considerado como el señor de las sabanas, fue el que se desplazó habilidoso por los llanos y las montañas. Experto lazador, vaquetero, montador insigne, arriador de interminables y solitarios caminos; con cuernos y canciones convocaba a los animales a la fierra, al corral, a los baños; y a las largas travesías rumbo al norte o al centro del país”, describe María Soledad Hernández, en su investigación para el Centro de Patrimonio Cultural.