Templo de San Blas: Casi cinco siglos de historia
San José, julio de 2020. Ubicado en el cantón de Nicoya, el templo de San Blas es considerado una de las edificaciones con más historia cultural de la provincia de Guanacaste, y la cual fue declarada como Sitio de Interés Histórico-Arquitectónico en 1995.
La construcción del primer templo se estima que inició hace casi 500 años (1522-1544), la cual, de acuerdo con el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC), estaba conformada por paredes de madera y techo de paja, parecidas a las viviendas de la población indígena.
Dos siglos después, en 1751, el obispo Morel de Santa Cruz eleva la edificación al rango de Vicaría, la cual se define como la oficina representante de la Iglesia Católica en el cantón. Además, se estableció a San Blas como santo patrono del templo y la creación de diferentes cofradías dentro de la región.
A lo largo de los años, el templo ha sufrido variadas reconstrucciones debido a diversos incidentes naturales como los terremotos e incendios, que se dieron entre 1822 y el 2012; este último, el terremoto de Sámara, provocó un resquebrajamiento de ciertas partes del templo como las bóvedas y las paredes.
En el 2019, luego de un proceso paulatino de restauración por parte del Centro de Patrimonio Cultural, cuya inversión ascendió a ¢670 millones de colones, el templo abrió sus puertas al público con una sorpresa dentro de su infraestructura, ya que incorporaron elementos conocidos como las ventanas arqueológicas, espacio donde las personas pueden ver extractos de la historia y el legado arquitectónico de este patrimonio.
Diego Meléndez, director del Centro de Patrimonio Cultural, expresó que “el templo de San Blas es, junto con la parroquia de La Inmaculada, en Heredia, uno de los pocos vestigios, aún en pie, de la época inicial de la vida republicana, a pesar de tener una marcada influencia de los métodos y tradiciones constructivas de la arquitectura colonial”. Precisamente, con la inversión del Centro de Patrimonio Cultural, la antigua y querida ermita seguirá siendo epicentro de la ciudad de Nicoya, de sus fiestas patronales en honor a San Blas, cada 3 de febrero, y de las Festividades de Nuestra Señorita Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre; de alegres mascaradas, juegos de pólvora, procesiones católicas de Semana Santa y un sinnúmero de festividades y tradiciones que la han convertido en ícono de comunidad y de Costa Rica.
Por el momento, el templo no recibe visitas, ya que, de acuerdo con el actual párroco Juan Carlos Vargas, “tenemos restricción por las medidas sanitarias dictadas por el Ministerio de Salud, además que estamos en alerta naranja”. Vargas indica que, una vez se vuelva a estar en alerta amarilla, se abrirían las puertas, los siete días de la semana, solamente para celebrar la Santa Eucaristía, de 7 a.m. a 8 a.m.
Oficina de Prensa y Comunicación | Ministerio de Cultura y Juventud | Producción Daniel Martínez | 22-07-2020